(http://diario.elmercurio.cl/2010/06/10/editorial/editoriales/noticias/25fdc85f-52ab-4263-b65f-ed8ae7a5b2a3.htm, revisada el 13 de junio, 2010)
En junio de 2009, parlamentarios de todos los sectores presentaron un proyecto de ley para declarar feriados los días 17 y 20 de septiembre de este año, en celebración del Bicentenario. Sin embargo, deberían ponderarse con realismo las circunstancias por las que atraviesa el país y el efecto económico-social de tal suspensión de la actividad económica por uno o varios días adicionales. Chile ya es uno de los países con más días feriados en el mundo y, según cálculos de especialistas, el valor de la menor producción nacional por cada día adicional sería de 233 millones de dólares, cifra que probablemente aumentaría por la suma de una paralización de actividades durante cuatro días, como se plantea. Este receso laboral gravaría principalmente al comercio y a diversos sectores industriales y agrícolas. De allí que el Presidente Piñera propusiera -el 4 de mayo pasado- declarar feriado sólo el lunes 20 de septiembre, que sería menos productivo que el viernes 17. Dicho proyecto ya ha sido aprobado por la Cámara de Diputados, pero, según versiones, en su trámite en el Senado se podría volver a la opción de cuatro días completos.
Con feriados o sin ellos, la Comisión Bicentenario, supervisada por el Presidente Piñera, prevé numerosas actividades y obras dignamente conmemorativas. Entre otras, una gala oficial con programa chileno en el Teatro Municipal; una gala popular en el modernizado Estadio Nacional; revistas navales en Valparaíso y Talcahuano; un gran desfile civil; inicio de la campaña de plantar un árbol por cada chileno, para expansión de las áreas verdes en todo el territorio; apertura definitiva de las 62 hectáreas del Estadio Nacional como parque público, y renovación completa de sus instalaciones para el deporte masivo; la Gran Parada Militar Bicentenario, la mayor organizada recientemente en Chile; Olimpíadas Bicentenario; ampliación del Museo de Bellas Artes; conexión de parques a la orilla del Mapocho navegable, mediante dos esclusas con financiamiento privado.
La celebración del Bicentenario es un justo y natural reconocimiento a nuestra historia, pero no parece conveniente abandonar para ello la sobriedad y la austeridad que han solido ser un rasgo de esa misma historia. Un hito tan significativo como éste admite flexibilidad para declarar un día adicional para celebrar estas especiales Fiestas Patrias. Pero no se puede olvidar que para cientos de miles de chilenos que sufrieron las consecuencias de la catástrofe del 27 de febrero, lo prioritario es recuperar cuanto antes la normalidad perdida a causa de ella, ante lo cual es imperioso que el país dé pruebas de una solidaria voluntad de esfuerzo conjunto. Para los damnificados, sería doloroso que los no afectados festejen largamente, mientras ellos enfrentan aún las secuelas del sismo.
No parece conveniente abandonar la sobriedad y la austeridad que han solido ser un rasgo de nuestra historia.
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